Las causas y prevención
«Cirstal quemado» es la expresión por la que, en el argot de los limpiadores de cristales, se reconoce un cristal cuya la superficie que ha sufrido una agresión química irreversible. Causas de distintos orígenes provocan impresiones (alteraciones químicas superficiales que distorsionan la transparencia).
– Los ácidos fluorhídrico y fosfóricos, y los álcalis fuertes (ejem. sosa cáustica, removedores de pinturas alcalinos, productos de cemento) atacan al vidrio.
– El vidrio mojado durante largos periodos se ataca químicamente en su superficie con mucha rapidez.
– Las minúsculas gotitas de agua de condensación, con un cierto contenido en gases nocivos como el azufre, carbono y nitrógeno, penetran en el vidrio como consecuencia de un intercambio de iones entre su superficie y la atmósfera. Este es un fenómeno de corrosión fruto de ambientes contaminados o «lluvia ácida» procedente de regiones más alejadas.
– El agua en su estado natural contiene minerales y sobre todo cal que al aplicarse sobre el vidrio, producen una capa microscópica de suciedad que, de no eliminarse, se acumula sucesivamente reteniendo contaminantes atmosféricos que, en contacto permanente con la superficie provocan, su corrosión.
Es fácil observar este fenómeno en cristales exteriores cuando no son sometidos a un saneamiento frecuente. Las consecuencias (pérdidas de transparencia, superficie heterogénea y aspecto de suciedad) son desastrosas y definitivas.
La limpieza periódica con «agua pura», por su capacidad solvente, elimina fácilmente los agentes agresores y la suciedad acumulada sobre las superficies lavables. Al no contener ningún tipo de sustancias en disolución no produce depósitos de cal o minerales cuando se seca. Todo ello contribuye a evitar el «cristal quemado».
El procedimiento de limpieza mediante mojador y rasqueta limpiacristales, también elimina los agentes agresores evitando el deterioro.
Las instalaciones que inciden sobre cristales contribuyen a su deterioro acelerado debido a los altos índices de minerales del agua que utilizan. Una buena orientación de los sistemas de aspersión o el uso de pantallas minimiza este efecto.
Es lamentable ver como espectaculares construcciones de cristal se degradan definitivamente por la ausencia de un mínimo mantenimiento dando al raste con la imagen de inversiones millonarias.